Este proyecto consta de dos locales en el centro de Zaragoza, uno de unos 800 m2 distribuidos en dos plantas y otro de 400 m2. Las directrices eran conseguir salas diáfanas para grupos de trabajo.
Las divisiones de vidrio, la utilización de la madera puntualmente, la iluminación y un patio en la planta sótano dotó de personalidad estas oficinas.