Situada en el centro de Zaragoza, el diseño de la fachada se presentó como una oportunidad de hacer una intervención singular. Una gran puerta corredera de hierro y cristal con rodamientos vistos sirve como escaparate y como cierre de seguridad por la noche. Con unos contactos se iluminan las baldas insertadas en su interior.
Ya dentro del propio local, la situación de un pilar en el centro del local nos sirvió para diseñar un árbol de chapa pintada de blanco que hace que esa columna desaparezca y articule la circulación.
El mobiliario corrió a cargo de una firma de mobiliario de farmacia con la que se colaboró en su definición final.